21 caminos y una sola ruta

¡Todo depende de la perspectiva con la que quieras capturar! me dijo, mientras me configuraba rápidamente mi nuevo juguete.

Resulta que éramos 21 personas quienes buscábamos capturar algo, y por esta razón nos habíamos embarcado en un viaje por carretera; 21 perspectivas diferentes, 21 miradas, 21 motivaciones del porque hacer esto, 21 mundos paralelos que se unieron por 6 días para crear un mundo nuevo, lleno de cosas únicas y que siempre quedarán ahí. Cada uno aportó algo a la creación de este nuevo mundo, cada uno dejó un poco de su esencia allí, nos recordaremos unos a otros justamente por ese pedacito de alma que se quedó en esas 3 RV en las que convivimos por días.

Y es que convivir con un desconocido puede ser un reto – sí, si a veces ni nosotros mismos nos soportamos – pero esa es la magia de la vida, incomodarnos, explorarnos, conocer nuevas miradas, aprender nuevas formas de hacer las cosas, escuchar historias nuevas, algunas bastante inspiradoras; con algunos conectaras más que con otros, a unos tantos, tan solo los recordarás por un par de cosas, otros en cambio se quedarán por mucho tiempo en tu vida y a otros los olvidarás por completo. 

Durante esos días me pregunté y curiosee la vida de casi todos, les pregunte a que se dedicaban, de donde eran, cuántos años tenían, porque estaban en este país, que habían dejado atrás, que querían en un futuro, observé el presente de todos y me pareció fascinante, éramos personas disfrutando a nuestra manera algo que amamos hacer, y en este caso era viajar y llenar nuestra existencia de nuevas vivencias y recuerdos.

Fantaseé imaginándome por qué estaban allí, me reí sola creándole a cada uno mundos y situaciones, tales como olvidar a alguien, alejarse de una ciudad ruidosa, descansar de un trabajo agotador, distanciarse unos días del entorno conocido, encontrar el amor, ganar dinero, fortalecer una relación, hacer nuevos amigos, hacer negocios, entre otros, y así agregué un poco de magia a este viaje. Amé descubrir sus pasiones, vi ojos y expresiones de felicidad en la cara de muchos, haciendo y hablando de lo que los apasiona y que lindo es estar rodeada de personas que han descubierto su propósito y también de los que seguimos tomando acción para encontrarlo.

 

Hubo días donde la inmensidad de la creación nos recordó que no somos nada, más que esencia, más que alma y nos trajo a nuestra pequeñez, pero también nos recordó que la vida es física, que la vida es ese encuentro de miradas con un extraño, es esa risa cómplice, es sentir el calor del sol, las gotas de lluvia, el cansancio en los pies, el contacto con una nueva piel, el corazón acelerado por no saber lo nuevo que vas a conocer, los ojos agotados de quizás no dormir bien, el estómago doliendo de explotar de risa y el pecho con hueco por el sentir sensaciones quizás nunca antes experimentadas.

Y es que este viaje fue eso, vivir y coleccionar nuevos recuerdos y lo más lindo no solo me dejó un mundo sino 20 perspectivas diferentes de cómo transitar esta existencia, gracias.

 

Ángela Murillo Soto 

 

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